En los albores de una fría mañana de otoño llegamos a Navaconcejo, para realizar la ruta de "Las Nogaledas". Una preciosa ruta que discurre entre cascadas, robles, cerezos y olores a lumbre y a pueblo extremeño. Desde las distintas alturas de la ruta he podido fotografiar las preciosos bancales repletos de cerezos con colores verdes, ocres y rojos, propios del otoño. Las cascadas, con su musicalidad, me iban dando la bienvenida a medida que iba ascendiendo. Olores a humo de las pequeñas hogueras de quema de rastrojos inundaban el aire y me envolvian devolviendome a mi niñez y al pueblo de mis abuelos.
El ascenso, con pendientes acusadas, me fue llevando hasta una pista asfaltada y desde allí tomé el camino de descenso hacia Navaconcejo, bajando rodeada de cerezos que se desnudan para resurgir en primavera con su precioso vestido blanco.
Un dia sin duda maravilloso, como todos los que realizo recorriendo esta tierra que me vio nacer y de la que aún me queda mucho por redescubrir, ya que a lo largo de nuestra vida vamos viendo el mundo con diferentes ojos.
Espero que estas fotos os transmitan al menos alguna sensación de las que yo sentí.
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