lunes, 6 de octubre de 2014

Berrea 2014

Comienza la jornada, madrugón y ganas de fotografiar ciervos.


Aún no se ven ciervos cerca pero ya podemos escuchar como berrean los machos.

 En lo alto de la loma observo un macho y una hembrita


La luz va haciendo acto de presencia y la actividad del rebaño comienza.


Unos muflones, macho y hembra se acercan a nuestra posición.


Ya observamos a las hembras moverse la ladera abajo, es la hora del desayuno.


Uno de los machos berrea sin parar.


El macho berrea una y otra vez, persigue a las hembras y aleja a los demás machos que se aproximan a ellas.




El macho lleva todo el día incansable, persiguiendo a las hembras, tiene un buen grupo y le queda trabajo por hacer para cubrirlas.












También pudimos escuchar y observar la ronca del gamo.






Se termina el fín de semana, he disfrutado muchísimo del campo, de la berrea y por supuesto de la compañía.



jueves, 5 de junio de 2014

Chef-chaouen II




 El viaje a Chaouen ha despertado en mí recuerdos y sensaciones que estaban dormidos, ha movido mis sentimientos de una forma que no sabría explicar con palabras. Tirando de archivo he encontrado unas fotos que explican gráficamente lo que quiero decir cuando hablo de que he regresado a mi niñez en este viaje. Un día cualquiera en la vida de dos niñas, en los años 60, el vendedor de la ciudad llegaba al pueblo de mi abuela, con su carromato repleto de "cachibaches" para vender, lo mismo vendía una sartén que una pieza de tela, unas medias o unas alpargatas.


Santa Cruz de Paniagua (Cáceres) ...long long time ago





Las tiendas recuerdan a los ultramarinos de mi niñez, donde un señor con una bata azul marino despachaba absolutamente de todo.







Las casas tenían patios con paredes de piedra y cal, donde se criaban gallinas, conejos, plantas... donde mi abuelo Gregorio me preparaba para merendar un tomate recién cortado de la mata rajado al medio con sal y un pedazo de pan y mi abuela Ana me hacia un plato repleto de patatas fritas, que era lo que más me gustaba del mundo.



En su rostro se ven los surcos de una dilatada vida de trabajo, sufrimiento, tristezas y alegrías, risas y llantos, me alegró compartir un te con ella, aunque no nos entendíamos con palabras si lo hacíamos con el lenguaje universal, los gestos.




Ahora los niños juegan con videojuegos, en sus habitaciones, charlan con sus amigos por teléfono y disfrutan de otra manera, que no digo que sea peor o mejor que lo hacíamos nosotros pero nuestra forma de divertirnos era más sana, pasabamos gran parte de nuestras horas de ocio en la calle, saltando a la comba, jugando a la pelota, o corriendo de un lado para otro, como lo ví en Chaouen, con esa ingenuidad y frescura que caracteriza a un niño.

jueves, 8 de mayo de 2014

Chef-chaouen I

Por fín he cumplido, durante este puente de Mayo, un deseo que venía gestando desde hace bastante tiempo, disfrutar de un viaje a Marruecos, pero no un viaje cualquiera, yo quería un viaje que me mostrase el verdadero día a día de un pueblo, con sus luces y sus sombras, quería ver el alma de sus habitantes. Hemos ido de la mano de  Jesus Botaro, un profesional de la fotografía pero ante todo una estupenda persona, también nos acompañó Joaquin Márquez, otro profesional de la fotografía, con el que ya habíamos compartido "momentos nocturnos" en Dehesa de Abajo. Quiero agradecer a los dos todas las atenciones recibidas, los buenos momentos personales y fotográficos que me han hecho pasar y espero seguir disfrutando en el futuro con ellos. He disfrutado con mis compañeros de viaje, un grupo de personas con un objetivo común, la fotografía, he pasado momentos muy divertidos y aprendido algo de cada uno de ellos. Mi viaje ha sido breve pero intenso, mi destino era Chef-chaouen, situada en las estribaciones del Rif, en el noroeste del país, un precioso municipio, donde la vida se desarrolla en azul, cuando veais alguna foto entendereis lo que quiero decir. Sus gentes son afables, serviciales, gentiles, generosas, es raro que un xauní no sepa español o francés por lo que resulta sencilla la comunicación, a pesar de haber estado tanto tiempo sin contacto con otras culturas son los mejores anfitriones, y desde luego, quien va a Chaouen se queda con ganas de volver porque representa otro Marruecos, diferente al que te "venden".

Parece que el tiempo se haya detenido en Chaouen, me ha devuelto a mi niñez, donde las puertas de las casas se mantenían abiertas para todo el que pasaba por la calle, donde las vecinas hacían corrillos para hablar, los niños jugaban en la calle a la pelota, los jóvenes se unían para disfrutar de aficiones comunes, donde la gente era amable y educada. Las bombonas de butano se repartían a la espalda, los paquetes con carretilla, y los mayores iban con sus hatillos al hombro, el vendedor del pueblo de al lado llevaba su mercancía en carromato hasta la plaza del pueblo. En Chaouen aún hoy se llevan las bombonas al hombro, se transportan las mercancias en carretillas, se hacen corros de vecinas para comentar que tal o cual visitante ha pasado por casa de este o aquel, juegan los niños al corro y a la pelota, los jóvenes comparten aficiones y los ancianos llevan hatillos a sus espaldas. En Chaouen cada xauní tiene una palabra amable para el visitante, puedes circular por su medina como si fuese tu calle de todos los días y como si los xaunís fuesen tus propios vecinos, con la tranquilidad que te da el saber que te han aceptado como uno de ellos.

Compartimos momentos con un grupo de jóvenes, a los que les gusta la fotografía, que se volcaron para que nuestra estancia fuese agradable, gente sana que ha encontrado en la fotografía una afición que les une. Gente generosa que no les importa desprenderse de sus pertenencias y regalartelas si escuchan que te ha gustado algo que ellos llevan puesto, gentes que te invitan a su casa sin apenas conocerte, te hacen compartir su mesa y su mantel, te dan lo que poseen sin pedir nada a cambio,  me han hecho ver que tal vez no soy tan generosa como creía, que no soy tan abierta como pensaba y que no soy tan desinteresada como lo son ellos.

Este viaje me ha enseñado mucho acerca de una cultura de la que yo tenía otro concepto, me ha transmitido el alma de un pueblo, el duende de sus gentes y me llevo en mi retina el azul de sus calles. El color azul es tranquilizante, como la sensación que tienes al caminar por las calles de Chaouen, es un color fresco, como lo son los habitantes de Chaouen. El azul es el color del cielo y el mar, de la estabilidad y la profundidad, representa la lealtad, como la de los habitantes de Chaouen. Solo puedo decir una cosa, volveré a Chaouen, no sé cuando, ni como, ni con quién, pero volveré.

Mi humilde aportación para que conozcais Chaouen son estas fotos, espero que os gusten.














lunes, 10 de marzo de 2014

Hurdes

Aunque visite una zona que ya conozco siempre encuentro una forma distinta de verla, cada estación tiene su encanto, en este caso la lluvia me acompañó en mi viaje dejandome ver su belleza. La Comarca de Hurdes es un entorno maravilloso en el que podemos observar su arquitectura primitiva en alguna de sus alquerías, sus paisajes aún a salvo de la mano del hombre, sus ríos de vida, sus maravillosas y hospitalarias gentes, en fín un placer para los sentidos que he disfrute durante la pasada Semana Santa. Os dejo algunos momentos de este viaje.